Los empresarios asumen riesgos. Es uno de los principales rasgos que definen a un empresario. Y no es para los pusilánimes. Asumir riesgos forma parte de todos los pasos de la creación de una empresa, desde la concepción de una idea brillante hasta su presentación a los inversores y su comercialización. Es lo que separa a los emprendedores de los que trabajan dentro de unos límites seguros y cómodos.
Asumir riesgos da miedo y es difícil, pero también es necesario para el éxito
Ser empresario significa tomar decisiones difíciles y a menudo enfrentarse al fracaso en el camino. Pero si no te arriesgas, nunca sabrás lo que podría haber sido posible si hubieras dado ese salto de fe.
Los beneficios de la asunción de riesgos
Los empresarios que asumen riesgos son únicos. Tienen el valor de hacer lo que otros no hacen. No tienen miedo de aprender de sus errores y nunca se rinden. La ventaja de asumir riesgos es que nunca sabrás a dónde te puede llevar tu idea. Puedes experimentar el éxito o el fracaso, pero en cualquier caso, acabarás aprendiendo algo. Asumir riesgos puede llevar a muchos éxitos si se hace bien.
La asunción de riesgos también es necesaria para el éxito. Como empresario, tendrás que tomar muchas decisiones difíciles a lo largo del camino, incluida la de arriesgarse o no a probar algo nuevo.
Cinco razones por las que tienes que sobreponerte al miedo de asumir riesgos

- Nunca sabes lo que hay del otro lado del riesgo. Es evidente que si asumes un riesgo es porque quieres algo que hay del otro lado del abismo, pero no siempre te consigues con lo que esperas. La historia de los emprendedores está llena de testimonios de personas que fueron a una entrevista sin tener toda la información y se ganaron un contrato diferente al que estaban buscando. Están aquellos que fueron al banco tratando de conseguir un crédito pero conocieron a una persona que invirtió en la idea más dinero de lo que pensaban pedir al banco. Y así hay miles de historias.
- Lo peor que puede pasar es que no cambie nada. Esta siempre es una opción pero difícilmente ocurre. Lo que casi siempre experimenta el emprendedor es que luego de asumir un riesgo su fe cambia. Independientemente de si gana o pierde, él ya no es la misma persona. Además de la experiencia vivida, el emprendedor gana sabiduría, relaciones, mejora su olfato para los negocios y se convence más de su idea.
- Arriesgarte te da vida. Estar parado al borde del abismo pone a prueba tus convicciones con respecto a tu negocio. Por eso es que miles de personas cuentan cuántas veces intentaron echar adelante su idea y los rechazaban vez tras vez. ¿Quién tiene el valor de intentarlo tantas veces? Solo alguien que cree desde las entrañas en su idea. Eso te llenará de vida y contagiarás a otros con tu entusiasmo.
- Si no lo intentas no conocerás el éxito. Todo lo que vale la pena es cuesta arriba. El éxito no está detrás de cada ‘sí’ o de cada aprobación. El éxito es lo que viene después de la constancia. Intentar, perder, ajustar, intentar, perder, ajustar, intentar, ganar. Esa es la ecuación de los exitosos. Por eso es que cuando los escuchas hablar de sus ideas, te llenas de una energía que es difícil de explicar. Sé tú ese emprendedor que convence a otros porque está convencido.
- Construyes un legado. ¿Tú crees que Henry Ford imaginó que en la segunda década del Siglo XXI habría carros eléctricos en las calles de su ciudad natal? Él solo insistió en que el motor a combustión interna era más eficiente que los caballos, y aunque no vio todo el potencial de su idea, dejó un legado que cambió al mundo moderno. Tú no tienes idea de quién te está observando ni de quién se subirá sobre tus experiencias para construir a partir de allí. No desistas, asume el riesgo.
Un autor reconocido dice con frecuencia en sus conferencias que el cementerio es el lugar donde reposa la mayor cantidad de ideas e inventos que han podido cambiar al mundo, pero que nunca sabremos de ellas.
Nadie dice que arriesgarse es sencillo, tú como emprendedor ya lo sabes. Sigue adelante porque el mundo necesita la idea que tienes en mente.
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